jueves, 14 de mayo de 2015

Homenaje a Eduardo Galeano

Pájaros Prohibidos ...

" Por increíble que parezca, la principal cárcel de la dictadura Uruguaya se llamaba Libertad y por increíble que parezca, estaba prohibido en esa cárcel llamada Libertad, que los presos dibujaran o recibieran dibujos de mariposas, estrellas, parejas y pájaros.

Uno de los presos, Didasko Pérez, maestro de escuela, preso por tener, como dijo el oficial que lo detuvo ..." Ideas Ideológicas", recibió un domingo la visita de su hija Milay de cinco años. La hija le trajo un dibujo de pájaros. Como los pájaros estaban prohibidos, la censura se lo rompió: los Censores rompieron el dibujo a la entrada de la cárcel.

Al domingo siguiente, Milay trajo un dibujo de árboles...
Como los árboles no estaban prohibidos... el dibujo pasó.
Y el padre le preguntó ...- Esas frutas .. esas frutas de colores que hay ... ¿que son?
¿naranjas, limones, manzanas? ¿Qué son? ...
La niña lo hizo callar ...
- Shhhh... bobo... ¿No ves que son ojos?

Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas." E.G.

 Café Brasilero. Montevideo

Interior Café Brasilero. Montevideo.


Hacía poquitos días había recordado aquel momento a nuestros 17 años, hace taantos años en el Café Brasilero de la calle Ituzaingó ... en la Ciudad Vieja... allá en Montevideo.
Volví a sentir la emoción que teníamos al ir de camino al Café.
De saber que íbamos a conocer a Eduardo Galeano .. Aquel escritor que en el cole habíamos estudiado y tantas veces habíamos escuchado hablar a nuestros padres .. A nuestras familias .. Conviviendo con sus libros que daban vuelta por la casa ..
Sus historias de exilio ...

El día que se fue, volví a ver sus ojos azules como si los hubiera visto ayer mismo....
Volví a sentir su voz como si lo hubiera escuchado ayer mismo....
Él hablaba pausado... pensaba lo que decía... transmitía pasión y a su vez una gran tranquilidad que te dejaba prendido a aquella simpleza con la que expresaba cosas tan ciertas, tan profundas y llenas de verdades.
Algo tan especial como aquel encuentro no se vive dos veces.
Alguien tan especial como él, llega a tu vida pocas veces.

El era América Latina...
El era el abrazo...
Las venas abiertas...

Y él ese fuego que no se puede mirar sin parpadear.

Noel Teperino


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“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.


No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.” E.G.

https://www.facebook.com/BLNSM?fref=ts

Ilustración de Bln Bln

Belén Sánchez Moriana

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"En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: «Honrarás a la naturaleza de la que formas parte». Pero no se le ocurrió."


Fuente: "Cuatro frases que hacen crecer la nariz de Pinocho"



David Peña

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Galeano, abril 2015.

ESPEJOS

Los espejos están llenos de gente.
Los invisibles nos ven.
Los olvidados nos recuerdan.
Cuando nos vemos, los vemos.
Cuando nos vamos, ¿se van?
E.G.


https://belamaldo.wordpress.com/

Belén Maldonado


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Las huellas digitales 

Yo nací y crecí bajo las estrellas de la Cruz del Sur. Vaya donde vaya, ellas me persiguen. Bajo la Cruz del Sur, cruz de fulgores, yo voy viviendo las estaciones de mi suerte. 
No tengo ningún dios. Si lo tuviera, le pediría que no me deje llegar a la muerte: no todavía. Mucho me falta andar. Hay lunas a las que todavía no ladré y soles en los que todavía no me incendié. Todavía no me sumergí en todos los mares de este mundo, que dicen que son siete, ni en todos los ríos del paraíso, que dicen que son cuatro. 
En Montevideo, hay un niño que explica: 

- Yo no quiero morirme nunca, porque quiero jugar siempre. 


http://yetaidoieta.blogspot.com.es/

Yeta Idoyeta

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La ventolera

Silba el viento dentro de mí.

Estoy desnudo. Dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara.

De "El libro de los abrazos" E.G.




monamur

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